Es una noche para celebrar y una noche para recapacitar y darse cuenta lo complicado que es hacer lo que está haciendo el Atleti de Simeone.
Tercera semifinal de Champions en cuatro años
El Atlético de Madrid ha sellado su pase a semis en un partido muy peleado ante el Leicester. No nos lo pusieron fácil los ingleses, pero un gol de Saúl de cabeza nos ha metido de lleno en semifinales un año más.
Este equipo no tiene límites, su sed de victoria es tanta y su capacidad de sufrimiento es tan grande, que no me extraña nada que haga lo que está haciendo. Meterse otra vez entre los cuatro mejores equipos de Europa.
Simeone ha jugado su partido en la pizarra y de nuevo ha vuelto a ganar. Apostó por Jose María Giménez de mediocentro y le ha salido de cine. El Uruguayo hizo un partido de diez, muy bien en la destrucción del juego y vital su aportación por arriba en la zaga.
Lo de Saúl también es digno de mención, está en un estado de forma deslumbrante, llega a todas, presiona, pelea y marca. Su gol fue clave para ganar tranquilidad a un partido que por momentos se complicaba por las arremetidas del Leicester que ha intentado por todos los medios dar la vuelta a la eliminatoria.
Otros que son para quitarse el sombrero, son los 1600 aficionados del Atleti desplazados al King Power Stadium, impresionante, qué manera de animar, gracias a ellos por momentos ha parecido que jugábamos en casa. Sin duda unos héroes que junto a los jugadores han conseguido mantener este sueño vivo.
Estamos en semifinales, y eso merece una celebración por todo lo alto, llegar a esta ronda no es nada fácil en una competición tan exigente.
Sólo nos queda esperar al sorteo, a estas alturas el rival ya importa poco.