Todas la miradas se clavan en él, es el centro de todo, el eje sobre el que gira el Atlético de Madrid.
A escasos días de esa cita épica, la final de la Champions League, el partido de nuestras vidas. Simeone es la persona por la que pasa todas y cada una de las decisiones que giran en torno al club.
Entrenamientos, viajes, hotel de Milán, fecha de vuelo, lugar de entrenamiento… Todo, absolutamente todo, está supervisado y ejecutado a las órdenes y preferencias de una sola persona, Diego Pablo Simeone.
Llega a cada entreno, a cada rueda de prensa y sus jugadores le miran, le observan y esperan a sus órdenes, éstas no se discuten, no se cuestionan, a su voz mi comandante. Nuestra plantilla está entregada a una causa, ganar esta Champions y desde que llegó Simeone se le sigue con los ojos cerrados. La confianza que tiene plantilla y afición por él es ciega, incuestionable.
Simeone tiene un plan, vosotros lo vais a ver. Todo y absolutamente todo está en su cabeza. Tiene el partido de Milán televisado en su cerebro. A sus órdenes míster, los jugadores van a ejecutar todo lo que diga el Cholo, punto por punto, minuto a minuto.
No recuerdo en el mundo del fútbol una autoridad como esta, un líder de grupo como él. Sus jugadores saben que gracias a Simeone son mejores, gracias a su filosofía y espíritu hoy son más fuertes. Su forma de agradecérselo es dejarse todo en el campo siguiendo fielmente las instrucciones de un hombre que por encima de todo quiere ganar.
A su voz mi comandante, Milán está cerca, la final se viene, estamos preparados para jugarla, para ganarla, mande, nosotros le obedecemos.