El Atleti venció por 1-2 al Real Madrid en el Santiago Bernabéu con goles de Tiago y Arda Turan. El turco cambió el partido.
El Atleti puso las cosas claritas el Sábado en Bernabéu. El Real Madrid parece que ya ha encontrado un rival digno para los derbis, Simeone tiene cogida la medida al Real Madrid.
El Atleti dejó claro en el segundo gol anotado por Arda Turan que no sólo se dedica a ser intenso y agobiar al rival con presión, sino que sabe jugar al fútbol, la jugada fue una obra maestra en la que Juanfran, Raúl García y Turan demostraron que este equipo no sólo tiene coraje sino que también goza de calidad.
Muy pronto se adelantó el Atlético de Madrid. En el minuto 10 ya mandaba en el marcador gracias a un cabezazo de Tiago, que tras la salida de un córner se anticipó a la defensa blanca para anotar el primero, y demostrar una vez más que el balón parado es nuestro y que el Real Madrid no sabe defenderlo.
El Madrid empató de penalti, gol de Cristiano, él mismo fue el que lo provocó, tras una falta de Siqueira dentro del área, el penalti existió. Tras él, el Madrid se vino arriba y empezó a arrinconar a un Atleti que se metió en su área y que apenas acertaba a trenzar una jugada. Tampoco ayudaron muchos sus delanteros, Mandzukic y Jiménez no acertaban a controlar un balón y darle la pausa necesaria al juego de los del Cholo.
Con el empate se llegó al descanso, el juego que necesitábamos la encontraríamos con la entrada de Arda Turan, el turco se hizo dueño del partido y por él pasaba el balón y el temple que el Atleti necesitaba.
Simeone acertó de lleno con los cambios en la segunda mitad, primero Arda, luego Griezmann y finalmente Mario, dieron otro aire al Atleti, y con ello el gol rojiblanco tras una espectacular jugada iniciada por Juanfran que la puso atrás al ver la llegada de Turan, y la genial maniobra de Raúl García dejando pasar el balón entre las piernas para que fuera el turco el que rematara a puerta.
Estallido de júbilo en los jugadores, una vez más el Atleti se imponía en el Santiago Bernabéu que atónito presenciaba como su incómodo vecino volvía a tocarle las narices en su propia casa.