Tras el júbilo del título copero ahora llegan las lágrimas e incertidumbre por la posible marcha de nuestro goleador Radamel Falcao.
Hace dos semanas todo era alegría y éxtasis en el Atleti, pero con el cierre de la temporada vuelven las oscuras golondrinas.
Hay un halo de misterio en todo este asunto, una niebla espesa con cierto mal olor, y es que de nuevo la transparencia brilla por su ausencia. La operación de la marcha de Falcao, canta desde lejos, pero lo que es seguro es que jamás sabremos la verdad de lo que esconde este traspaso.
Tampoco fue clara su llegada, pero menos su salida. Otras temporadas, el club y el jugador tuvieron la coartada de dejar marchar porque el jugador quería crecer, ganar títulos… Este año no, los títulos ya los ganamos aquí, y encima la temporada que viene jugaremos Champions. En Mónaco Falcao, ganará mucho dinero, lo de los títulos lo dejaremos en incógnita, pero Champions seguro que no, porque no la jugará.
Parece raro que un jugador de su talla, que podría jugar en cualquier equipo puntero, decida hacerlo en uno que de momento no lo es. Se dice que antepone el dinero a cualquier triunfo deportivo, pero yo no me lo creo.
Como pudimos leer esta semana y no precisamente en prensa nacional, jamás lo podremos leer ahí, sino en un medio digital. Detrás de la operación Falcao, hay muchos factores que nadie nos cuenta.
Todos estos factores, hacen que Falcao se encuentre en una especie de callejón oscuro, pero forrado de euros. Y explica o deja entrever el porqué de sus lágrimas.
Falcao lloró en la Final, se emocionó en el último partido en el Calderón , y ha vuelto a llorar. Esta semana estuvo en Mónaco para pasar reconocimiento médico y para dejar firmada su venta. Ayer volvió a entrenarse con sus compañeros del Atleti, y lo hizo tras dejar atrás un papel sin firmar, parece que no todo está claro, y los temidos flecos hacen que se alargue la operación.
Tras el entreno jugadores, y directiva comieron en Madrid, la plantilla pidió a Falcao unas palabras, y éste no pudo ni arrancarse a hablar. Está claro que a Falcao le duele irse, y creo que le duele más no poder expresar lo que piensa y lo que pasa. Muchas veces los jugadores entran en un Club, pero el Club no entra en ellos. Con Falcao esto no ha ocurrido, el Atleti le ha calado hondo, ha vivido grandes momentos, está muy agusto en el vestuario, y con la afición no tiene más que agradecimientos.
Otro año más la afición del Atleti se ve obligada a presenciar otro capítulo, del que ya se conoce el final, de nuevo la estrella es vendida a otro club. El Atleti se muestra un equipo impotente e incapaz de retener a sus iconos. Muchas son las necesidades económicas del Atleti, pero también muchas son las palabras que una y otra vez nos cuentan que el Atlético de Madrid quiere crecer cada año un poco más, pero vender a su estrella no es muy compatible con conseguir esos logros.
Nos enfrentamos a otro verano de incertidumbre, de encaje de bolillos, de confeccionar plantilla a base de imaginación, pero la diferencia es que esta temporada el listón acabó muy arriba, esto ya no es un juego de niños, la afición quiere títulos, quiere ver a su equipo jugando dignamente la Champions y repitiendo a la siguiente temporada. Y para eso ya no valen jugadores gratis, descartes de otros clubs y vivir de cesiones de los grandes.
El Atleti necesita un proyecto ambicioso, basado en su idea y en su objetivo, y no en acoger como a niños de intercambio a la prole de Mendes. El Atleti no puede estar hipotecado a los intereses de agentes y grupos de inversión, porque detrás de ellos sólo hay negocio, pero detrás del Atleti hay sentimiento, y eso es más poderoso que el dinero.