El Atleti vence en el nuevo San Mamés, en un partido de infarto. Una vez más la figura de Diego Costa, lideró la victoria del Atlético de Madrid.
Sin duda el partido de ayer era la prueba de fuego. Los seguidores de Real Madrid y Barcelona esperaban casi frotándose las manos el desplome rojiblanco, pero no. Tendrán que seguir aguantando, viendo como el Atleti, un equipo, con coraje, con casta y mucho corazón va superando partido a partido, cualquier obstáculo que le pongan delante.
En el nuevo san Mamés se vivió un duelo por todo lo alto, un partido sin tregua, de portería a portería, dónde las galopadas de Diego Costa todavía resuenan.
Simeone sorprendía con el once, se esperaba a Arda Turan, y optó por Sosa. Tal vez para asegurarse mayor opción en las jugadas a balón parado, en las que el Atleti es especialista en sacar petróleo.
Pero onces aparte, ayer hubo una figura que destacó sobre el resto. Diego Costa, cada partido que juega deja el depósito de combustible en reserva. En un Atleti sin estrellas, dónde el bloque es la clave, hay un delantero top, que lleva 25 goles en Liga, y que corre como si fuera un canterano que intenta demostrar que el siguiente partido puede ser titular.
Ayer el Atlético de Madrid, ante la presión del Athletic, optó por pelotazos sin disimulo, que eran regalos para Costa, San José el central del Athletic le veía pasar una y otra vez como una centella por su lado. Carreras que parecen sin control, como si de una estampida de elefantes se tratase pero en las que Diego Costa se pega el balón a los pies y es imposible pararlo. Golpe tras golpe se levanta renqueante, pero sigue a lo suyo que es marcar. Volvió a hacerlo para empatar un partido que estaba cuesta arriba.
Después llegaría el gol del Koke, para dar los tres puntos a un Atleti que se lo tuvo que trabajar hasta el pitido final. Otra jornada menos, y el Atlético de Madrid continúa dando motivos para creer. Se podrá ganar o no la Liga, pero este equipo lo que sí ha ganado ya es el respeto de todos.