Los del Atleti sabemos de que hablo, conseguir unas entradas para la final de Champions League de Lisboa, ha sido una odisea en forma de cola interminable.
Cuando el Atleti selló el pase a la final de la Champions comenzó el revuelo, las especulaciones, el movimiento que conlleva llegar a una final, y querer estar presente para apoyar a tú equipo.
Lo primero la UEFA y sus ya famosos repartos de entradas, en los que sus compromisos con los patrocinadores mandan, llegando a quedarse con más entradas (27.000) que los propios equipos finalistas (14.000 cada equipo).
Mientras que nuestros vecinos hacen sorteo puro de entradas para repartir entre sus abonados, el Atleti prefiere utilizar el método que da prioridad a los socios más veteranos. Esto hace que se distribuyera la venta de entradas en tres días, el primero para los socios del número 0 al 6500, el segundo hasta el 13.000 y el tercero hasta el 19.000. Siempre que fueran abonados con abono total. El método podrá ser más o menos justo pero es así.
Hasta aquí, todo claro, miras tu abono y ves que estás entre los agraciados, te frotas las manos diciendo estaré en Lisboa. Sí pero tienes que sudarlo.
El Atlético de Madrid, en lugar de velar y satisfacer a sus socios, decide no complicarse la vida, lavarse las manos y que sus abonados luchen por conseguir las preciadas entradas. Esto que cuento está basado en hechos reales, como dicen en las pelis y vivido en carne propia.
Día 1
Socios de los más veteranos, por lo tanto edades avanzadas lógicamente se ven abocados, a aguardar largas e interminables colas para retirar sus entradas. Casos verídicos, persona de 68 años que llega a la cola a las 05:00 am, la cola llega a la puerta 15 del Calderón, y consigue retirar su entrada a las 16:00 pm. Las taquillas abrieron a las 09:00 am, por lo tanto 7 horas + las de espera previa, total 11 horas. El club tiene la genial idea de poner tan solo 4 taquillas para atender la venta de 6500 entradas.
Día 2
Mi turno, viendo el caos de la primera jornada de venta de entradas, el revuelo, la tensión y los nervios por conseguir una al mejor precio iba en aumento. Escucho por la radio que a las 20:00 horas del día previo a la venta hay ya gente en la cola, pero no solo eso, sino que esta ya iba por la puerta 16 del estadio. Viendo el panorama decido acudir al Vicente Calderón. A eso de las 21:30 llego al estadio, me pongo el último, estoy en la puerta 18. El circo era aún mayor, todavía no habían terminado de vender las entradas del día 1, las taquillas cerraron a las 11 pm aprox, caos.
Me tocaba hacer noche, junto con toda la multitud de abonados que no paraban de llegar, la cola llegó a dar la vuelta al campo. Las taquillas abrieron a las 09:00 en punto, claro no se iban a tirar el rollo y abrir antes, para que no? Por lo menos tuvieron la delicadeza de abrir 10 taquillas. Un pequeño inciso, a las 11 de la noche había gente montando cola para coger las entradas del día 3, dantesco.
Conseguí retirar mi entrada a las 12:30 de la mañana, 15 horas esperando sentado en el duro suelo que rodea el Vicente Calderón. ¿En serio, es necesario esto? ¿se pueden hacer las cosas peor?
Día 3
Se ponen a la venta las 2.959 entradas que faltan por vender. La gente lleva en la cola más de 24 horas. Las entradas se agotan a las 15:58, no me quiero imaginar la cara del pobre abonado al que le dicen cuando es su turno ya no hay más localidades. Duro golpe.
Esta es la crónica de un infierno soportado por una afición que aguantó estoicamente por estar con su equipo en Lisboa. Estamos en 2014, os aseguro que hay cientos de alternativas para evitar este trago al abonado. Creo que el Atleti, aunque me duela decirlo no ha estado a la altura, pero no sólo eso, simplemente no ha estado. ¿Se tomarán medidas? no lo sabemos, pero esperemos que no miren para otro lado, y que por lo menos se le haya puesto a alguno la cara roja de ver como sus clientes han sido olvidados.
Ahora toca disfrutar de una final histórica para el Atlético de Madrid, una final de Champions League. Nos vemos en Lisboa, y a cada rojiblanco que esté por allí, lo miraré a la cara y pensaré, ole te lo has ganado, disfruta la final, tus horas y tu dinero nos han costado.