El fútbol moderno se impone y yo lo odio.
Se impone el negocio, la televisión, la audiencia en China. Se planifica y se piensa en como aumentar ceros, pero se abandona al aficionado. Se premia al dinero, se castiga la pasión.
La Liga de Javier Tebas, no entiende de Día de Reyes Magos, de regalos, de roscones, de niños… Manda la plata, prefieren campos vacíos, cemento, a sacar pecho porque sus horarios son modernos.
El Atleti es un club que de los pocos ya que se salen de todo esto. Gracias a su afición y tradición que mantienen viva la llama de la pasión por el verdadero fútbol. Ese que te hace coger manta y a los críos y llevártelos al Metropolitano a coger espíritu rojiblanco.
Ese fútbol puro que cuando marcas un gol estallas de alegría y vas a celebrarlo con los que en las buenas y en las malas corean tu nombre. Ese fútbol que vio como hay otro que castiga ser apasionado.
Ayer era un día importante para todos. Debutaba Diego Costa, un jugador que vive del fútbol pasión, que volvía a jugar con los suyos y que quiere devolver en forma de goles, sacrificio y entrega todas aquellas deudas pendientes, si las tiene con un club y una afición que le adora.
Ayer a Diego Costa le sacaron la tarjeta amarilla más bonita de la historia. La que te sacan por marcar y abrazarte con una grada que vive esta pasión como la vive él.
Sinceramente el fútbol lo deberían dirigir aquellos que lo aman, no aquellos que quieren llenarse los bolsillos a su Costa, sin entender ni importarles nada de lo que verdaderamente mantiene su llama viva.
Ha vuelto Diego Costa, y con él el fuego que el Atleti tiene dentro. El espíritu rebelde, las ganas de levantarse y luchar por lo que es nuestro y con los nuestros. Ya están preparados aquellos que a esto les asusta dando palos a diestro y siniestro detrás de redacciones, micrófonos y cámaras. En estos días usan más una violencia que debería ver más amarillas y rojas que las que pudo provocar Costa dando un abrazo a los suyos
El Atleti es cosa nuestra, no lo pueden entender, y como me alegro que así sea. Ya que sentir esto es un privilegio que no está al alcance de todos.